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Leyendas

Viernes, 20 Mayo 2016 13:38

El Perro Diabólico

Las luces aún iluminaban la que hoy se llama Av. San Juan; los dos jóvenes Pedro y Juan, salieron de su hogar como tantas otras veces dispuestos a ganarse algunos pesos en la cancha de Golf de Santo Domingo trabajando como cadíes, pero esa mañana sería todo diferente; algo extraño había en el aire que los hacia sentirse inquietos, caminaron calle abajo, las casas silenciosas eran testigos de su pasar; un perro que otro rompía el silencio con su monótono ladrido. Pedro miró la hora con la última luz que había en la avenida; eran las 5:45 , luego todo quedó a oscuras; tenían que pasar por la cuesta en que estaba esa cantera histórica; habían pasado tantas veces que no les importaba, pero hoy sentían algo diferente y ahí estaba. Surgió desde la oscuridad de la cantera un perro con ojos luminosos y estatura desproporcionada, con gruesas cadenas, el cual en forma silenciosa comenzó a perseguirlos; ellos se devolvieron gritando asustados y dicho engendro los seguía sin omitir gemido alguno, sólo se escuchaban sus jadeos, pisadas, y arrastre de las cadenas, a punto de desmayarse y transpirando helado por el susto llegaron a las primeras casas donde entraron gritando, contando lo sucedido.
Salieron algunos vecinos a la bulla, pero no había nada... ni un sonido, ni una huella de esa extraña criatura.
Viernes, 20 Mayo 2016 13:36

La Llorona

Cuentan que una joven se enamoró de un veraneante santiaguino que paseaba por Lo Gallardo, el veraneante pasaba todos los días por la calle hacia la playa en donde finalmente se conocieron, surgiendo un gran amor entre ellos. Después de un tiempo la pareja de enamorados decidió casarse, el padre de ella estuvo de acuerdo pero exigió al joven aprender su oficio de extraer piedras de las canteras en Lo Gallardo. El joven enamorado aceptó sin dudar el desafío y aprendió el oficio para estar cerca de su amada. El día de la boda llegó, estaba todo preparado y los novios esperaban ansiosos. Por alguna desafortunada razón, el joven subió a la cantera en busca de sus herramientas olvidadas sin avisar a nadie, y por accidente pisó mal, cayó cuesta abajo perdiendo la vida. La novia al enterarse de la noticia corrió hacia el Río Maipo, y nunca mas nadie la vio. Desde ese día se siente el llanto y lamento de la llorona por todo la desembocadura del Río Maipo.
Viernes, 20 Mayo 2016 13:34

Los Tué Tué

Cuentan algunos Llolleínos que hay unos pájaros muy feos que tienen cabeza humana y que carecen de alas. A veces pasan en las noches, pero jamás de día se asoman por la población. Estos pájaros emiten un ruido muy extraño: tué - tué - tué - tué. Algunos también lo llaman el Chonchón. Cuando estos pájaros pasan no hay que maldecir su canto ni su vuelo, porque según advierten los que conocen, si uno dice algo sobre ellos, el profanador, será llevado a cualquier parte donde los Tué - Tué quieran. Para matar a estas aves bastante raras, hay que hacer una estrella de David dibujándola en el suelo con un cuchillo. Justo allí caerán enterrados por su cabeza.

Viernes, 20 Mayo 2016 13:32

La Cueva del Indio

Era el tiempo de la llegada de los españoles a la zona que comprendía de San Antonio y Cartagena. A su llegada comenzaron a posesionarse de los terrenos costeros y los que estaban cercanos a ríos, esteros y vertientes. La mayoría de los habitantes originarios escaparon a otras áreas, otros murieron por las nuevas enfermedades, otros murieron hambre, etc. Se cuenta que en las alturas de Llolleo, más allá de los cerros, en las noches de cada fin de mes se veían luces de grandes fogatas y se escuchaban cantos ceremoniales. Incluso hay gente que de lejos veían los bailes entre las llamas.
Los nuevos dueños de terrenos, con miedo, por que pensaron que lo que se hacia allí eran bailes a Satanás, juntaron herramientas y armas y fueron a terminar con aquellos ritos. Según se sabe, los aldeanos se dieron fuerzas con alcohol y fueron a combatir a los habitantes de aquel sector y se les pasó la mano… Mataron a hombres, mujeres y niños; pero uno quedo vivo hasta el final. El jefe de la Tribu, quien en su lenguaje maldecía a los que mataron a su familia. Al final lo amarraron a un árbol cerca de los requeríos y allí murió desangrado. Su carne fue comida por las aves y animales carroñeros, al igual que los cuerpos de su familia. Los hombres que hicieron tan atroz salvajismo comenzaron a sentir pánico cuando en sus moradas se veían las siluetas se los indígenas en las sombras de sus lámparas y velas. Al cabo de unos años, todo se calmó, incluso, se olvidó el tema; hasta que una noche, en Luna llena a lo lejos, en el mismo sector se comenzaron a verse luces de fogatas nuevamente y se escuchaban cantos y ritos ceremoniales. Los lugareños asustados, esperaban que amaneciera para volver al lugar y ver. Y efectivamente había rastros de cenizas y pisadas que daban cuenta que algo ocurría. Es así que esperaban en el lugar que anocheciera para encontrarse con los nuevos indígenas, y nada ocurría. Solo bastaba que se alejaran y comenzaba todo. Hasta nuestros días, aun hay gente que asegura ver fogatas y escuchan cantos en el sector de la Cueva del Indio.


Viernes, 20 Mayo 2016 13:31

Los Tres Hermanos

Según se dice, hace mucho tiempo, cerca de 50 años, tres hermanos se ahogaron, en el Estero San Pedro el que se ubica frente a la playa de Llo-Lleo. Según cuentan las personas uno de los hermanos se estaba bañando tranquilamente y debido a un problema que se presento pidió auxilio a sus hermanos, se lanzaron al agua, y en un intento de salvarle la vida al hermano en peligro encontraron todos la muerte. Eran los hermanos Kifafi, los cuales eran muy estimados por los sanantoninos, y fueron sepultados en el cementerio Parroquial de San Antonio. Pasado un tiempo de la muerte de los tres hermanos, se cuenta que estos salían de sus mausoleos como vampiros. Siempre se sentían pasos en las noches y los animales amanecían muertos y sin sangre. Un día decidieron cambiarlos de lugar de donde estaban enterrados, y se encontraron con la sorpresa que estos estaban muy bien conservados aun, pero la ropa, y sobre todo los zapatos estaban muy gastados.
Viernes, 20 Mayo 2016 13:22

El Cochero

La luna llena hacía resaltar las sombras de los árboles e iluminaba las flores y el pasto, dándole un brillo especial; el mar hacía notar su sonido continuo y profundo, las estrellas como que parpadeaban en esta noche tan bella. En el interior de una casa dos niñas de trece años jugaban y conversaban, de pronto, a una de ellas le dieron deseos de ir al baño; éste, como en toda casa de campo estaba muy retirado, por lo tanto, Carmen sintió miedo de ir, así que le pidió a su amiga que la acompañara. Se acercaron bajo el brillo de la luna a los pies de un viejo álamo. En ese momento, cuando con estupor y paralizadas vieron una carroza avanzar brillante como plata; arriba la figura de un hombre que gritaba ¡Más rápido, más rápido! mientras golpeaba unos caballos. Con los ojos desorbitados, casi muertas de miedo, entraron llorando a la casa. Juana se resistía ir a su casa por temor, hasta que no vinieran sus padres. Al otro día fueron al lugar donde había aparecido el cochero, no había huellas de nada, sólo estaba la vieja carroza mortuoria que había servido para transportar a muchos muertos Gallardinos. Ahora estaba quieta, resquebrajada sus maderas y todos sus metales oxidados, con tierra y hojas en la cubierta donde colocaban el ataúd. Tal vez habría cobrado vida para volver a servir de transporte.
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