La obra mayor del folclorista Roberto Parra, escrita a partir de 1972 y publicada por primera vez en 1980, tuvo dos intentos frustrados de montaje previos a la exitosa adaptación al teatro del director Andrés Pérez.
En 1986, el cantautor Dióscoro Rojas llevó la obra a las tablas junto al Trío Inspiración, pero tuvo apenas tres funciones en la sala Abril. Al año siguiente, el músico Mario Rojas coordinó un nuevo montaje ("un intento de ópera-jazz-guachaca", en sus palabras), el cual nunca llegó a estrenarse, pero en cuyo bosquejo alcanzaron a colaborar los actores Willy Semler y María Izquierdo. Ellos le hicieron llegar más tarde el texto al director Andrés Pérez, quien no tardó en darle forma junto a la compañía Gran Circo Teatro.
El estreno se realizó el 9 de diciembre de 1988 en la plazuela O’Higgins de Puente Alto. A las pocas semanas, el espectáculo se trasladó a la terraza Caupolicán del cerro Santa Lucía, donde se convirtió en un éxito de crítica y taquilla.
Se estima que tras las sucesivas reposiciones, la puesta ha sido vista por 6 millones de espectadores en todo el mundo.
El relato autobiográfico de la relación entre el autor y una prostituta del puerto de San Antonio sostiene un texto vivo y lleno de gracia, que presenta el mundo popular sin filtros y más carga emocional que intelectual. Su hermano Nicanor prologó la primera edición del texto con la siguiente advertencia: "Con La Negra Ester, su único libro publicado hasta la fecha, Roberto se sitúa -cuando menos- a la altura de sus hermanos mayores.
Si bien la obra pasó varios años casi inadvertida para el público, el montaje del Gran Circo Teatro le brindó a Roberto Parra un reconocimiento largamente adeudado de parte de una audiencia hasta entonces ajena a creaciones suyas como el "jazz guachaca" y las "cuecas choras", manifestaciones que hoy son reconocidas entre lo más valioso del folclore de raigambre urbana.